A un año de la obtención de la primera Identificación Geográfica (IG) del continente, Finca San Gerardo renueva su compromiso con la calidad y las características únicas de sus aceites de oliva virgen extra (AOVE).
Para entender mejor el alcance de este sello y su influencia en el desarrollo de la olivicultura mendocina, dialogamos con el ingeniero agrónomo Mgter. Ramón Ariel Barros, quien asesora a la empresa y recibió a principios de junio la nueva distinción otorgada por el Instituto de Desarrollo Rural (IDR).
– ¿Qué significó para Mendoza haber obtenido la Indicación Geográfica para el AOVE?
– Para Mendoza fue un hecho muy importante, un reconocimiento a nivel mundial. Nuestra provincia fue la primera en obtener la Indicación Geográfica (IG) para el Aceite de Oliva Extra Virgen que se otorga por fuera de la Unión Europea, después de Túnez, y la primera en América Latina. Fueron cuatro años de intenso trabajo en conjunto con entes del sector público, productores e industriales.
La IG respalda la excelente calidad de nuestros aceites de oliva. Sin duda, es un logro que nos permitirá potenciar el desarrollo y crecimiento del sector, que comienza a dar sus primeros pasos en concursos internacionales como el realizado recientemente en Burhanye, Turquía.
Este concurso contó con un panel de jurados compuesto por miembros provenientes de 12 países: España, Italia, Grecia, Turquía, Israel, Japón, China, Argentina, Marruecos, Palestina, Portugal y Francia. Sobre 21 medallas que ganaron productos argentinos, 13 fueron mendocinos portadores de la Indicación Geográfica. Entre los galardonados, Finca San Gerardo obtuvo distinción en Medallas de Plata: Finca San Gerardo Terroir Series Blend – IG Mendoza de Straven SA (Mendoza).
– ¿Qué hace que los aceites de oliva producidos en Mendoza sean tan particulares?
– Los aceites extra virgen que producimos en Mendoza tienen la presencia de la variedad “Arauco”, emblemática de la zona. Aquellos con IG contienen un mínimo de 20% y un máximo de hasta 50% de esta variedad, donde se fusiona con variedades complementarias como Frantoio, Arbequina y Coratina, entre otras. Todas ellas están presentes en la zona delimitada con IG y también en Finca San Gerardo.
Estos aceites tienen un alto contenido de ácido oleico otorgado por la latitud del cultivo y el clima. En cuanto al perfil sensorial, son de frutado intenso, con otros atributos positivos como el amargo y picante de intensidad media-alta y cero defectos. Son aceites con cuerpo a la boca, y en nariz se destacan por un frutado ligero.
Analíticamente, presentan un contenido oleico mayor al 60%, una acidez menor al 0,6%, polifenoles totales mayor a 100 ppm y peróxidos menor al 12%.
– Finca San Gerardo fue una de las primeras olivícolas en obtener el sello de calidad IG y hoy renueva su compromiso. ¿Cómo evaluás este crecimiento a nivel empresarial?
– Finca San Gerardo no sólo fue una de las siete primeras empresas en obtener el sello de Identificación Geográfica el primer año del otorgamiento, en 2022, sino que con esta nueva obtención sigue siendo la única empresa del sur provincial en conseguirla.
Esto es un gran logro y pone en valor todo nuestro esfuerzo, ya que elaboramos un producto puro y sano haciendo foco en el cuidado del medio ambiente, certificando buenas prácticas agrícolas (BPA) y buenas prácticas de manufacturas (BPM), además de un fuerte compromiso con la experiencia y calidad del aceite de oliva mendocino.
Este valor también se traduce en una ventaja competitiva trascendente para la empresa: la licencia social que se logra cuando se tiene la aprobación de la comunidad donde está inserta. Diría, sin duda, que Finca San Gerardo goza de esta ventaja competitiva, ya que su desarrollo es parte de algo en común, de una mejora de condiciones sociales y económicas para toda la sociedad.
Dirigir la empresa hacia la sustentabilidad es darle un sentido de convivencia con las generaciones futuras. Las empresas sustentables han dejado de ser una moda para convertirse en una manera de ser. Finca San Gerardo se siente orgullosa de ser lo que es y hacer lo que hace.
– ¿Creés que también ha evolucionado el conocimiento y la valoración del consumidor sobre la calidad de los aceites de oliva?
– Se ha avanzado mucho en este punto, pero sin dudas queda camino por recorrer. Debe ser una práctica constante que muestre de manera pedagógica todo el proceso para la obtención del aceite de oliva y el aporte que este hace a la buena alimentación.
Tengo la certeza de que la conjunción de olivos, turismo y cultura es de gran valor para el público, y Mendoza tiene condiciones naturales que ayudan a potenciar ese desarrollo.
Con la obtención de la IG, se identifica un producto como originario del territorio de un país, región o localidad. Mendoza brinda calidad y características al aceite de oliva que son atribuibles fundamentalmente a su origen geográfico.
Desde el sector productivo, es un paso fundamental y muy importante para seguir potenciando el desarrollo y posicionamiento de la olivicultura y los productos obtenidos a partir de las olivas.
Está en nosotros, como mendocinos y hacedores de esta identificación geográfica, desarrollar una estrategia competitiva y eficaz para que los consumidores valoren la mayor naturalidad, autenticidad y calidad de nuestro aceite de oliva extra virgen.
– Para los próximos años, ¿podríamos pensar en el desarrollo de una cultura olivícola local tan fuerte como la vitivinícola?
– La cultura olivícola en Mendoza siempre ha estado presente. Tenemos condiciones naturales que potencian el desarrollo de la olivicultura por su geografía y los paisajes que acompañan las distintas regiones de la provincia así lo demuestran. Es una región productora de olivas, un fruto con tanta significancia e historia, que hace que no solo sea un hecho que tiene impacto económico, sino que además es un hecho cultural en sí mismo.
La cultura y el olivo es una combinación positiva para Mendoza y desde Finca San Gerardo se trabaja con dedicación y esfuerzo para contribuir en el fortalecimiento de nuestra cultura olivícola.